MI COMPI ES DE OTRO PAÍS.
MI AMIGA DE OTRO PAÍS, SARA.
Erase una vez en un colegio que estaba yo, un día, vino una niña nueva; se llamaba Sara.
Estábamos dando mates cuando entró el director con una niña nueva. Dijo que a partir de ahora Sara formaría parte de esta clase y que venía de África. Nos explicó que había venido aquí con su familia porque necesitaban nuevos trabajos para conseguir una vida mejor.
Sara era de piel negra, como es natural; porque viene de África. Se sentó al lado mia. Hablé con ella y le dije que si quería ser mi amiga y dijo que sí.
En el recreo la llevé a donde estaban mis amigas para que hiciese amigas rápidamente. Después, fuimos a un olivar que había y nos sentamos. Le expliqué un poco de mi cultura para que se adaptase y también de mi idioma. Ella a cambio me enseñó su cultura y su idioma.
Después, fuimos a nuestra clase y como nuestra siguiente profesora llegaba unos minutos tarde, aprobeché la oportunidad y presenté a Sara sus nuevos compañeros. Yo les conté todo lo que Sara me había dicho y los demás contaron cosas de ellos mismos y explicaban alguna cosa que no sabía Sara.
Al día siguiente, en el recreo, fuimos a un olivar y cuando nos sentamos aparecieron unos niños y empezaron a burlarse de Sara y de su piel. Yo la defendí y los niños se fueron. Para consolarla le dije que a veces no educan a los niños bien y se vuelven malos.
En realidad no lo decían en serio, solo que como no reciben disciplina ni amor por sus padres, tienden a imitar a sus padres.
En casa, se me ocurrió hacer un mural de África para que vea que la respeto.
Me encanta su cultura y quiero aprender cosas de ella. Hice el mural y se lo llevé al cole al día siguiente. A ella le encantó.
A cambio ella dijo que me enseñaría cosas de su país. Eso me dió una idea. Le dije a la tutora que como todos quieren saber cosas de Sara que en la tutoría de los viernes, durante un cuarto de hora, Sara cuente algo sobre África.
Mi tutora aporbó la idea y lo comunicó a los niños. A todos les parecía bien, así que se hizo la petición. Sara sonrió al saber que todos estaban tan interesados por su cultura.
Cuando sonó la sirena del recreo los niños bajaron y justo cuando iba a bajar mi tutora me paró. Me dijo que había sido muy amable ayudandola a adaptarse y haberla ayudado tanto. Yo le contesté que era lo menos que podía hecer por ella.
Desde entonces Sara y yo fuimos las mejores amigas. Yo la defendía cuando la insultaban y ella a cambio me enseñaba cosas de África. Los viernes contaba cosas de su cultura. Siempre estábamos quedando, eramos inseparables.
Desde el primer día que la conocí mi vida ha sido mejor. Y así es como acabamos las mejores amigas.
La moraleja de la historia es que es posible que seas amiga de alguien de otro país. No te burles de alguien porque tenga la piel diferente y si algún día te pasa lo mismo que a mi, te aconsejo que seas buena con ella ( o con él).
Ana María Rodríguez Domínguez 4ºD
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